domingo, 20 de octubre de 2013

Angiogénesis y cinética tumoral



Uno de los tumores que más me espanta, para tener yo, es el glioblastoma. Porque además de las pérdidas que se asocian con el cáncer incurable en progresión, te cambia tu persona desde el mismísimo centro de control.

Por eso mismo me atrae cada pequeña novedad sobre el tema. Y traigo hoy una implicación clínica de la investigación básica que publica NEJM.

Me ha llamado la atención porque empieza dando cifras: Después de quitar el cirujano el 99% del tumor, quedan 100 millones de células. Después de la quimioterapia posterior, 10 millones, y la supervivencia media después de todo, incluyendo reoperación y RT es de sólo 14,6 meses.

Atribuyen a Picasso que dijera que la musa te tiene que encontrar trabajando para inspirarte y que la genialidad es un 10% inspiración y un 90% transpiración. Por eso el trabajo duro en oncología básica se está haciendo de manera laboriosa y repetitiva, leyendo exomas, genomas completos, analizando millones de datos, sabiendo que entre ellos están las claves de los futuros avances. Pero la chispa de la genialidad está en hipótesis que analizan las células madre, pocas, responsables de que el tumor no se cure, y las encuentran camufladas fuera del tumor, disfrazadas incluso de célula de vaso sanguíneo, aumentando el aporte de alimento a la neoplasia.

Del conocimiento mejor de la relación de las células normales de soporte, incluidos vasos sanguíneos, con las células neoplásicas están por llegarnos aún avances prácticos. Un millón de células residuales no sería nada, en volumen, si las consiguieramos dejar quietas. Esperanza...

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